La sociedad peruana, particularmente la limeña, se desenvuelve en un ambiente donde la falta de identidad con la propia nación produce una serie de patrones, mencionados posteriormente, que se repiten a través de grupos marcados. La falta de identidad se genera en dos circunstancias: la diversidad y la jerarquización social proveniente de la época de la Conquista.
El Perú tiene la característica de ser un país muy variado en cuanto a geografía, esto se ve representado en las tres regiones naturales: costa, sierra y selva. Las consecuencias de esto pueden ser vistas como muy positivas si se habla de riqueza cultural y natural. Sin embargo, esto también genera un problema para que la sociedad se pueda identificar con una vertiente cultural común. (Cfr. Arróspide de la Flor 1979: 429-430)
Históricamente hablando, la ausencia del concepto de identidad empieza a construirse con la aparición de los españoles en tierras sudamericanas con ideas totalmente distintas a las de los habitantes nativos del Perú, generando de este modo la exclusión de dos grupos. En primera instancia, el incanato se caracterizó por su organización política. Esta se regía por una serie de normas sociales en las que se incluía a toda la sociedad, es decir, a los diferentes grupos sociales que existían. Sin embargo, en la época de la conquista, el Tahuantinsuyo se encontraba desestructurado y expuesto a una ruptura. (Cfr. Arróspide de la Flor 1979: 431-433,441). Es por esto que, esta organización que permitió en un principio la unión de estos grupos sociales, no resistió a la conquista de los españoles, y generó perspectivas ideológico y políticas distintas entre la organización colonial y la sociedad andina. Es así como se produjeron las contraposiciones de estos dos grupos sociales que difieren tanto económica, cultural y racialmente. (Cfr. Montero 1995: 17-19)
De esta forma, la diferencia de grupos sociales nació cuando la sociedad colonial trataba a cada individuo según el mundo social del que venía. En otras palabras, la pureza racial y social se convirtió en algo muy importante para los españoles. Cabe resaltar que este pensamiento no se formó en la colonia. El conflicto que se conoce con relación a personas de diferentes culturas, religiones y lenguas había empezado con la “limpieza de sangre” primero en órdenes religiosas y luego en el órden político en España. (Cfr. Manrique 1996: 25,26). De esta forma, cuando los españoles llegaron a América, ya tenían una visión racista que iría a afectar directamente a los indios del lugar. Esta es la “herencia colonial” que generó la estratificación social que aún existe en la actualidad.
La dificultad de definir una identidad sólida radica en los problemasque actualmente rodean a los peruanos: la pobreza, el clasismo, el racismo y la violencia. (Cfr. Montero 1995: 17-19). Estos problemas tienen otro punto en común: la idea del pesimismo. La persistencia y naturalidad del derrotismo es una vivencia colectiva vigente en la realidad social peruana que engrava la situación.
“Las condenas del pasado y los azares del presente son presentados como una “naturaleza humana”; son las maneras que tenemos para reconocernos o rechazarnos en los laberintos de nuestro espacio social. La desgracia criolla básicamente consiste en esto: la necesidad de mantener una discriminación a partir de un elemento “no criollo””. (Nugent 1992: 82)
Es de esta manera como el pesimismo produce que la jerarquización de clases sociales y de razas aún se mantengan. Además, esta desigualdad crea una especie de ventaja y de dominio para el que es más fuerte. Un ejemplo de esto ha sido el movimiento de Sendero Luminoso en el que destaca el valor persuasivo de la crueldad como elemento disciplinario.
Por otro lado, a pesar de la idea de modernidad como un ideal por la eliminación de todo tipo de exlusión y falta de reconocimiento expuesto en párrafos anteriores, la realidad supone la existencia de personas con un puesto de trabajo particular y por lo tanto con una clase social particular a la cual pertenecer como seña de identidad. De este modo si una persona es violenta, representará esta violencia como una característica de su grupo social que será manifestada contra los miembros de otras clases sociales. (Cfr. Nugent 1992: 73, 74). Es así como estos problemas de clasismo y racismo, están enlazados con el problema de la violencia y forman una cadena causal en la que generan aún más discriminación y violencia.
En conclusión, la falta de una identidad sólida radica en puntos diferentes en la Historia Peruana desde la época de la Conquista. Sin embargo, uno de los planes de desarrollo de un gobierno es el de la modernidad no sólo material, sino cultural y esta consiste en el reconocimiento de todas las personas pertenecientes a diferentes grupos sociales, eliminando de este modo cualquier tipo de omisión y exclusión.
BIBLIOGRAFÍA
MONTERO, Víctor (1995) Psicología e Identidad Nacional. Lima: Tetis Graf
MANRIQUE, Nelson y TRELLES, Efraín (1996) Conquista y Orden Colonial. Lima: SUR Casa de Estudios del Socialismo: Derrama Magisterial.
NUGENT, José Guillermo (1992) El laberindo de la choledad. Lima: Fundación Friedrich Ebert.
ARROSPIDE DE LA FLOR, César (1979) Perú: Identidad Nacional. Lima: Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación.
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