viernes, 28 de mayo de 2010
Entrevistas a chicos de la UPC
1.- Creían que la independencia fue un proceso logrado por los peruanos?
- 12 personas respondieron que no
- 8 personas respondieron que sí.
2.- Cuáles de los siguientes objetivos de la independencia crees que se lograron cumplir?
- 9 personas dijeron que Liberarnos de España
- 4 personas dijeron que la Igualdad social
- 7 personas restantes respondieron que fue la Descentralización política y económica.
3.- Muchas empresas chilenas han ocupado nuestro mercado. Esto lo ves como una…
- 14 personas lo ven como una amenaza
- 6 personas lo ven como una oportunidad
En muchos de los casos las personas dudaban al responder pensando que se evaluaría su nivel cognoscitivo, sin embargo, respondieron según criterios personales. La última pregunta fue la que más nos llamo la atención ya que dudaban mucho al responderla, pero al final, se dio a relucir las rencillas que todavía se vive en nuestra realidad a causa de nuestro pasado.
viernes, 7 de mayo de 2010
Un pasado que aùn es dificil de olvidar
¡¡¡ Nos reservamos el derecho de admisión!!!
En la actualidad, ocurre algo parecido, aunque muchos de nosotros no aceptemos ese racismo, en algunos “inconsciente” y en otros “consciente” sigue siendo aún muy frecuente, y es que ese prejuicio de considerar que algunas razas son superiores a otras, para un país cuyo objetivo es buscar la homogeneidad en igualdad de oportunidades resulta contradictorio. Veamos un ejemplo, muchos de nosotros vamos a discotecas, clubes, entre otros centro de recreación y quienes somos más perspicaces, hemos podido encontrar una típica frase sea en la entrada del local o en una tarjeta la típica frase “nos reservamos el derecho de admisión”. No es acaso, una forma de tratar de excluir a esas personas que no pueden ser “admitidas” por factores que son explícitos.
El texto de Patricia Oliart, en su artículo “Poniendo a cada quien en su lugar: estereotipos raciales y sexuales en la Lima del siglo XIX,” nos muestra una descripción de los prejuicios que tenían los limeños o criollos de la colonia. Sustentaban que nuestro país debería buscar el “blanqueamiento” mediante la migración europea, pues la pertenecer a la raza blanca significaba ser superior frente a otras sociedades, culturas, etc.(2004: 78) Todo esto va ligado a los anuncios publicitarios que muchas empresas dedicadas a la moda, venta de bebidas alcohólicas, autos, etc. que presentan la imagen de una persona de tez blanca, cabello castaño, de “buena presencia”, y a su lado una mujer casi con las mismas características . Por otro lado, Oliart en su texto revela la idea que los europeos tienen acerca de los limeños de aquel entonces. Las características: flojo, inútil, falta de voluntad ante el trabajo, dificultad para asumir responsabilidades, gusto por el ocio, etc. forman parte de ese concepto que los europeos de esa época tenían de la “gran élite limeña.” Resulta gracioso e incluso irónico que los europeos cataloguen a los pobladores de la colonia con esos términos, siendo ellos el estereotipo al que quieren llegar.
Asimismo, la sociedad actual se ha visto influenciada por esos estereotipos que siguen vigentes. Sólo quienes se aproximen a las características de quienes aparecen en anuncios publicitarios son, en la mayoría, los que se sienten superiores frente a alguien que se aleje a dicho estereotipo. Marginaciones en discotecas, clubes, restaurantes, entre otros que son definidas omniscientemente como de clase “A” no permiten, generalmente, el ingreso a personas con rasgos andinos o afroamericanos pues consideran que si se les permite el ingreso su nivel o estrato social se vuelve inferior.
Finalmente, es triste aceptar que un país como el nuestro, con gran diversidad racial, siga “cargando sobre su espalda” esa herencia nociva para nuestra realidad social actual, porque lo único que generó, genera y generará será la división y el resentimiento entre una sociedad que cuyo objetivo se debe ver orientado por la búsqueda de una igualdad de oportunidades y la unión pacífica y armoniosa de todas las razas que cohabitan en nuestro país.
jueves, 6 de mayo de 2010
Informalidad laboral: el peruano explotado y explotador
En primer lugar, deberíamos preguntarnos ¿qué es la informalidad laboral? El término informalidad significa la falta de respecto a las normas, asimismo, como la falta de seriedad o protocolo. Por eso, se puede decir que la informalidad laboral consiste en el quebrantamiento de las normas en lo referente a los derechos del empleado y las obligaciones del empleador, o sea, a lo legalmente establecido. En nuestro país el 66% de las empresas no registran a sus trabajadores en planilla, siendo en el caso de las microempresas un porcentaje más alto aún, llegando al 90%, o sea solo un cuarto de las empresas a nivel nacional cumplen con las regulaciones reglamentarias parcialmente, por lo que se podría decir (según ciertos estudios) que a más pequeña la empresa mayor la informalidad.
En segundo lugar, debemos saber cuáles son las obligaciones de nuestro empleador para con nosotros. En nuestro país, muchas personas desconocen sus derechos como trabajadores, por lo que permiten la explotación. Recuerdo que en un reportaje presentado en un canal nacional se mostró un caso, el cual me sorprendió mucho y trataba sobre un joven que tenía un trabajo como cargador de sacos de arroz, el cual trabajaba definitivamente más de ocho horas diarias y recibía un mísero sueldo de doscientos soles mensuales. Así como este caso, existen millones en nuestro país, en los que se observan el desequilibrio entre las horas de trabajo, el esfuerzo del empleado y la remuneración recibida. Aparte de lo mencionado, debemos agregar criterios como la seguridad y la higiene en el trabajo, ya que en muchas empresas los empleados trabajan en condiciones antihigiénicas, en las que pueden contraer enfermedades. Asimismo, la seguridad es sumamente importante, porque en trabajos como los de construcción informal, manejo de maquinarias y electricidad, entre otros, se percibe la indiferencia de los empleadores con respecto a invertir en instrumentos y sistemas que brinden protección a sus empleados. Por todo lo anterior, se mencionarán brevemente nuestros derechos como trabajadores: los empleados en planilla deben de contar con un salario que se considere digno (considerándose el número de horas de trabajo, que no sea menor al sueldo mínimo y verificando el promedio de ingresos para tal calificación), un horario de trabajo no mayor de 48 horas semanales, descanso semanal obligatorio, asignación familiar (se abona el igual al 10% de una remuneración mínima en caso de tener hijos menores de edad), indemnización por despido, pago de CTS (en mayo y en noviembre), pago de gratificaciones (en julio y en diciembre), pago de utilidades (en febrero), pago de horas extras y vacaciones remuneradas. En cuanto a los empleados que no están en planilla, según la página Labora Perú se aplicaría lo siguiente a los trabajadores de esa categoría:
“El Artículo 4º de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral (Decreto Supremo 003-97-TR) así lo reconoce cuando señala que “en toda prestación de servicios remunerados y subordinados se presume la existencia de un contrato de trabajo a plazo indeterminado“. Por lo tanto, la condición de trabajador no depende de si uno está o no registrado en las planillas de pago de trabajadores de la empresa, o de si el comprobante de pago de sus remuneraciones es un recibo por honorarios o una boleta de pago. Depende únicamente de que se presenten las 3 condiciones que exige la ley: que el trabajador preste un servicio, que el empleador pague una remuneración y que el servicio sea prestado bajo la dirección del empleador. De tal modo que si se verifican dichas condiciones se debe considerar a la persona que presta el servicio como un legítimo trabajador. A esto se llama “el principio de primacía de la realidad” que establece que para determinar si una persona es o no trabajador prevalece la realidad de los hechos y no las formalidades ni la documentación que pudieran haberse adoptado para simular la inexistencia de relación laboral”[1].
Algunas de las causas de la informalidad laboral consideramos que son la informalidad como conducta aprendida por los peruanos, la ignorancia de los trabajadores con respecto a sus derechos, y la sumisión del peruano. La informalidad como mala conducta del peruano, la encontramos en prácticamente todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos, en el trabajo, en nuestro centro de estudios, en la familia, en nuestro rol de ciudadanos, entre otros. En sí, por lo general los peruanos buscamos quebrantar todas las leyes: infringir las reglas de tránsito, evadir impuestos, aprovecharnos de las personas pagándoles de menos o no pagándoles, no respetamos los derechos de los demás, robamos los servicios de otros como el agua, el cable o hasta tomamos como nuestros espacios que no nos pertenecen, etc. En realidad, la informalidad, es un gran problema en el Perú, la famosa “viveza” del peruano es muy difícil de erradicar. Otra causa es la ignorancia del peruano con respecto a sus derechos, ya que muchas veces no buscamos instruirnos al respecto, sino que tomamos una actitud conformista, la cual está ligada a la sumisión, que es una más de las causas. No solo debemos preguntarnos el porqué los empleadores explotan a sus empleados, sino también, preguntarnos el porqué los peruanos aceptamos ser explotados. La razón principal parece remitirse a la conquista, tiempo en el que los peruanos fuimos sometidos por los españoles. En esa época, los indígenas eran obligados a realizar duros trabajos, siendo víctimas de abusos físicos y psicológicos por los encomenderos, además de recibir una ínfima remuneración. De cierta forma los peruanos seguimos siendo sumisos y seguimos callando las injusticias, por lo que son acertadas las palabras de nuestro presidente Alan García al decir que “la informalidad laboral es esclavitud moderna”[2], con las cuales podemos relacionar nuestra realidad actual con nuestro pasado. En realidad, existe cierta contradicción en nuestro comportamiento, a veces somos los “vivos” y en otros momentos, los explotados.
-AMAT Y LEÓN CH., Carlos (2006) El Perú nuestro de cada día : nueve ensayos para discutir y
Cada uno baila con su propio pañuelo: El mito de la independencia
La independencia del Perú fue el periodo de revolución e independización de la monarquía española con la consecuente consolidación de una República con igualdad para los integrantes de la sociedad. En otras palabras, la independencia no sólo buscada el desarrollo material, político y económico; sino también un desarrollo espiritualSeguramente es lo que todos sabemos acerca de la independencia del Perú. Entonces, cómo explicar la estratificación social que se vive aún luego de este periodo, cómo explicar la divergencia de intereses de cada una de las clases sociales de la época, la desorganización del espacio peruano y la centralización del desarrollo en pocos espacios y sectores del país. ¿Es esto acaso la independencia de la que tanto se nos ha enseñado en la escuela?
La independencia del Perú tuvo como objetivo la toma de conciencia nacional y la igualdad de los integrantes de la sociedad como consecuencia de la liberación del dominio español (Basadre 2001: 15,16). Sin embargo, en comparación con muchos otros países, la independencia no fue un objetivo o un bien común de toda la sociedad. Mientras que los criollos buscaron liberarse de los peninsulares, los mestizos buscaron tener mejores posiciones. Por otro lado, los indios buscaron la abolición del tributo, mientras que los negros, liberarse de la esclavitud (Bonilla 2001: 43). Esto demuestra que no sólo existía una sociedad clasista en la época, sino que cada sector social buscaba su propio bien. Todo esto suena muy familiar en la actualidad. Cada sector de la sociedad peruana actual baila con su propio pañuelo.
Esta división de clases y su imposible unificación tiene su explicación, según Heraclio Bonilla, en los siguientes postulados. En el siglo XVIII, Carlos III promulgó una ley de libre comerció entre España y sus colonias. Para ese entonces, Lima era el centro del monopolio comercial. Es así como los ingresos comenzaron a ser desiguales en hispanoamérica. La gran competencia de mercancías incrementaron la actividad comercial en los demás países mientras que Perú se estancaba. Esto se debió a la falta de desarrollo y organización productiva, ya que en ese entonces, los ingresos del País se basaban en el monopolio comercial y la mineria. Es así como la crisis política se volvió económica y socialmente perjudicial para el país. Las riquezas comenzaron a pasar a manos de la élite limeña, generando resentimientos entre los criollos de las provincias. Se desarrollaron grupos urbanos y rurales heterogéneos que generaron tensiones en el país. (Bonilla 2001: 53-56)
Toda esta diferenciación y exclusión entre clases provocaron que la nación no se condujera a una clara conciencia del sentido del proceso de independencia. Los indicios de movilizaciones populares incrementaron esta exclusión y las luchas por la independencia no tenían el principio de "nación" como lo tenían las demás Repúblicas.
En la actualidad aun se observa esta diferenciación de clases, sociedades y por ende de objetivos y logros. Esto se vio claramente en el problema de Bagua ocurrido el año pasado en el que el respeto y los principios de ciudadanía se vieron resquebrajados. Aún tenemos esta huella del mito de la independencia en la actualidad. Tal vez hemos sido liberados del dominio español, pero aun existe un dominio por parte de élites y “clases altas”. Los ingresos y desarrollos en diferentes planos como el urbano, educacional y de salud, entre otros, tan sólo llega para una parte de la población, específicamente en Lima. Es por esto que la única solución para resolver este problema es eliminando este mito observando la realidad actual, incluyendo a todas las personas y ciudadanos como una nación y eliminemos de una vez el dicho de "cada uno baila son su propio pañuelo", y empecemos a realizar una danza de unión en busca de la verdadera conciencia colectiva de independencia: igualdad.
BIBLIOGRAFÍA
- BASADRE, Jorge (2007) La promesa de la vida peruana: ?para qué se fundó la República?
- BONILLA, Heraclio (2001) Metáfora y realidad de la independencia en el Perú. Lima: IEP